01 agosto, 2009

Ayer soñé que me comía un chuletón


Fragmentos literarios entre la ficción y la realidad

Voy a coger un papel. Voy a ponerme a escribir. Y que arda Roma. Sin Santiago, patrono de las fiestas en Santander. ¡Qué vivan las casetas! Al fin algo de color en una de las ciudades más aburridas en cuanto a Fiestas veraniegas se refiere. Tampoco tiene que llegar a Ibiza, ciudad del error y la perdición. Nunca iré a la isla, es uno de los lugares menos atractivos como destino vacacional.

Y hoy voy a coger un tren para irme de viaje a la campiña inglesa. Voy a ponerme a escribir. Al fin un poco de descansar, y un menos de trabajar. ¿Hay cabida para el sentido común dentro del marketing? Supongo que sí y no. Cada uno sabe lo que sabe y tiene lo que retiene.

Además, voy a comer un buen plato. Un plato de cuchara. Preparados, listos, ya. ¡A jalar! Palabra poco recomendable en un castellano correcto pero muy visual. Al fin dejaré atrás una semana de "sanguis", "frai chiquens" y ensaladas de "Alfalfa". Al fin podré ir a un buen restaurante y decirles: "Abuela, esto está de muerte". Un plato de cuchara...el valor que cobran las cosas en el país de la "No comida". Hasta los invisibles filetucos de pollo del Castillo se me aparecen en sueños como suculentas viandas, acompañados de ensalada y macarrones con tomate.

Y encima este año me pierdo las casetas... con lo que a mi me gusta lo de los pinchos.

Por lo menos mañana tenemos Festival del Pueblo, no es lo mismo, pero al menos me consuela pasearme por las 200 casetucas que pondrán con comida de todos lados. Gran felicidad la del que aprecia la comida de verdad, aunque para eso haga falta comer de todo. En la comparación está la medida y el valor de las cosas.

Pero hoy voy a comer en un restaurante. Un poco de esto, un poco de lo otro, más salsa camarero, siempre por favor y gracias y perdón por si acaso. Inglaterra es de los pocos países en los que cuando te pisan pides perdón.

- Sorry, caballero, por poner mi pie justo en la trayectoria del suyo. Le pido disculpas por haberme tenido que pisar.

De locos. O quizá se hayan pasado con tanto formalismo.

Voy a ir a la campiña inglesa. Voy a viajar en tren y a relajarme después de una semana de mucho trabajo y de trabajar con entradas de todo tipo. Hasta sueño con entradas. Pero las entradas hoy las dejo en casa. Hoy voy a ir a la campiña inglesa. A disfrutar de la lluvia y el mal tiempo. Porque disfrutar del sol, imposible. Las borrascas y las bajas presiones son vecinas habituales de la pérfida albión.

Y comeré bien, descansaré mejor e iré ¿adónde? Pues a la campiña inglesa, lejos de la gran urbe londinense.

Como colofón, contarles, queridos parraquianos, que ya tuiteo en el twitter. Divino confuso futuro.



Carlos Oleaga

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