Ayer soñé que volaba entre las nubes.
Sentí un pequeño escalofrío al despertarme en la oscura y húmeda habitación. Los tres almohadones que formaban un improvisado colchón no daban ni un atisbo de tregua a mis doloridos huesos, y cada mañana la espalda gritaba encogida, entumecida y maltrecha.
El viaje entre las nubes se explica siempre como un augurio, una predicción de algo futuro. Al menos así lo veo yo. Viajar por el cielo, liberado de las pesadas cadenas del cuerpo, es todo un desafío a la gravedad, al espacio y al tiempo. Podríamos decir que también es un desafio a la corduro del individuo. ¿Está el hombre preparado para volar entre las nubes?
A diario la gente agacha la cabeza, dirige sus pasos, su automóvil, su moto o su bicicleta hacia sus destinos, pero ¿alguna vez han volado entre las nubes?
¿Qué es aquello que desafiaron los Esféricos? El valor y la virtud de los esféricos que abandonaron sus tierras, ha sido olvidada por el hombre moderno. Nosotros, los seres de la teconología, nos ahogamos en un vaso de agua y no conocemos nuestro lugar en el mundo y en la sociedad. ¿Por qué estoy yo aqui?
- Pequeñas reflexiones para los esféricos más audaces y astutos, diría yo.
- Revisiones de antiguos valores, añadiría.
- Romper con lo anterior, nos liberó y a la vez nos condenó.
- Tienes razón. He entendido que debemos entender quiénes somos.
- Seguramente deberíamos parar el tiempo.
- Detengámonos a descansar, querido sancho.
- Sea pues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario