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13 marzo, 2008

Ultra orange lemonade cous cous delight


He decidido incluir por petición de diversos lectores del blog y amigos, incluir algunas de mis creaciones culinarias.

Todas mis creaciones están basadas en la alteración de las recetas originales, que han sido modificadas adaptando la cocina extranjera a la cocina española, con un cierto toque de gastronomia internacional.

Y comienzo con una creación que surgió poco a poco, elaborando diversos cous cous en los últimos años, algunos según la receta original o casi, otros mezclando distintos sabores...

...y esto es lo que he desarrollado:

ULTRA ORANGE LEMON COUS COUS DELIGHT
Para 4 personas

Ingredientes: - Ocho filetes de cinta de lomo sin adobo - Ocho palitos de pescado (bocas de mar) - 1 cebolla grande - 1 calabacín pequeño - 2 dientes de ajo - 1 pimiento verde grande - 1 tomate - 2 zanahorias grandes - Zumo de 1 naranja - Zumo de 1 limón - Cous Cous (1 vaso de agua y medio) - Caldo de verduras (2 vasos de agua) Especias: - Comino molido - Curry - Perejil - Pimienta Blanca - Colorante

PREPARACION

Para el Cous Cous:
-Se pone en un cazo el caldo de verduras, se le añade sal si es necesario, y cuando hierva se añade el cous cous y una cucharada de colorante alimentario. Se deja hervir un par de minutos y se deja enfriar, despalmazando el cous cous con un tenedor o las manos.

Para el estofado:
- En una sartén grande se ponen un par de cucharadas soperas de aceite o el equivalente en mantequilla (como se prefiera), y se sofríen la cebolla, el pimiento, la zanahoria, el calabacín y el ajo, todos ellos cortados en trozos grandes. Añadir el perejil y la pimienta blanca.

- Una vez que se empiezen a dorar, añadir sal al gusto y una pizca de azúcar. Añadir después el zumo de la naranja y del limón y mezclar. Dejar que cueza un poco en el zumo.

- Añadir una cucharada sopera de cous cous, una cucharilla de curry y dar una vuelta a todo en la sarten. Añadir el tomate cortado en dados.

- Añadir un vaso grande de agua, dejarlo hervir cinco minutos. A continuación cortar los palitos de pescado en trozos pequeños y añadirlos a la sarten. Dejar el estofado a fuego lento otros cinco minutos.

Para servirlo, se pone el cous cous dentro del wok, se hace un agujero en el centro y se vierte el estofado en el centro. Ya sólo nos quedará degustarlo acompañados de una buena jarra de Ayrán y una torta de pan.

Como no, estoy abierto a sugerencias o a posibles explicaciones del "Ultra orange lemonade cous cous delight".
Para ello dirigirse a: (carlosoleaga@gmail.com)


Un gastronómico saludo por fin,
Carlos Oleaga

11 agosto, 2007

De Restaurantes y cocinas

Ayer noche, con motivo de una fiesta del periódico, nos acercamos hasta uno de los restaurantes que circundan las playas del Sardinero, en Santander, para cenar y charlar un rato.

El menu, consistente en ensaladas, tostas y tablas de carne y mariscos, fue bastante completo y abundante en la cantidad, pues más de una tabla volvió incorrupta por el mismo camino por el que había llegado. Por delante de nuestros ojos circularon langostinos, sepias, calamares y dorada acompañados de sus hermanos terrestres, cordero, cerdo y vaca, todo ello regado con un rioja correcto, tempranillo del año.

La cena, aparte de las típicas apariencias de chichinabo, con platos cuadrados -muy de moda en los tiempos que corren- y uns tostas afrancesadas consistentes en mejunges donde se mezcla todo con todo, como si se tratara de un juego sin reglas, estuvo bien.

Eso sí, de ninguna manera compensó, los cerca de 35 euros que tuvimos que desembolsar cada uno de los comensales participantes de la mesa. Incluso cuando la comida incluía una copa, garrafónica perdida.

A mi modo de entender, o la gente no sabe comer, o hay un grave problema de diferenciación en la sociedad, donde todo vale y las reglas se dictan con tinta permeable a los cambios. Podría citar una veintena de sitios donde se come mejor y más tranquilo, con un precio más asequible. Y no me vale la escusa de la cantidad, pues tampoco mi ideal de cena es ponerme hasta la bandera de comer, aunque posea desde pequeño un defecto capital como la gula.

Supongo que cada vez más la sociedad paga por un sitio, una vajilla, una apariencia, y encuentra más atractivo comer tres 'delicias de saquitos de crema espumosa de ventresca de calamar al punto de la nieve de las almendras recogidas en otoño, regadas con la reducción del vino de la Ribera sacra', que tener que servirse de una olla un cocido montañés acompañado de un queso picón bejes-tresviso.

-¿A quién le importa la calidad de la comida hoy en día?
-A mí sí, oiga.
-Mire que es usted raro.

La cocina, una de las mayoes riquezas culturales de un país, se está perdiendo en España a la velocidad de la luz, pues a nadie le preocupa lo que come, y lo que es más inquietante: la titánica entrada de comida prefabricada en el país está llegando a unos extremos en los que, hasta para los que cocinamos, se hace difícil resistirte.

Depués de varios años de estancia en Salamanca y oir célebres frases de compañeros de carrera como las que describo a continuación, uno a veces duda de lo que comeran las generaciones futuras. ¿Será la tortilla de patatas casera una especie en vías de extinción en el siglo XXI?

Frases de genios:
-"Oye, a ver si compramos el arroz amarillo ese que se le echa a la paella"
-"Ya, muy bien, pero ¿Cómo se pela un huevo?"
-"Ah, pero los aguacates ¿tienen que estar maduros para comérselos?"
-"Pero ¿Qué haces?. Nada, mezclar el pan rallado con el huevo y luego echamos el filete"
-"Venga vamos a hacer un gazpacho. Oye, ¿Cuál compramos, Don Simón o Al valle?"

La sabiduría de la cocina cada vez está más lejana de la realidad de la sociedad, y esto claro, se extiende a todos los campos, desde las cenas en restaurante, hasta las visitas a familiares. Al final, la gente que cocina seremos unos pobres pardillos a los que nos gusta meternos en una cocina durante horas a hacer pocimas y brebajes muy raros, cuando la verdad suprema está, como dice mi buen amigo Manuel Huesa, en poder ser tan práctico y sencillo como aquel que cuece pasta, la riega con un bote de tomate, y ala, a comer.

Y si no entendemos dentro de unos años lo que es cocinar, ¿Dónde quedará la frase, la cultura son tus raíces?¿Qué baremos de calidad usaremos, el de las croquetas congeladas?

Os dejo una increíble receta de tortilla española, no tiene desperdicio, con un gran background jazzístico.




Un gastronómico saludo,

Carlos Oleaga

02 abril, 2007

El Perdigón

Hola a todos de nuevo después de un pequeño parón en el que he aprovechado para recorrer otras tierras de España alejadas de la tierra del tormes donde vivo normalmente. Esta vez, gracias a los comentarios de otras personas, a través del tradicional boca a boca, decidimos ir (mi padre y yo) a un restaurante del zamorano pueblo de El Perdigón, famoso por tener unas cuantas bodegas bajo tierra donde se han instalado numerosos restaurantes de carne a la brasa.

De los diferentes restaurantes que encontramos en el pueblo decidimos ir al final a Bodega Casa Eduardo, no se si guiados por la apariencia rústica de la bodega o porque era la que más cerca quedaba del coche. Otras bodegas que vimos fueron Pámpano o Bodega Antigua.

Vamos a lo importante, la bodega contaba con unos cuarenta escalones que conducían a unos 15 metros bajo tierra, por lo que la humedad es una constante en el restaurante. La decoración típica de la zona, principalmente cerámicas, colgaba de los techos abovedados del lugar.

En cuanto al comer, nos decidimos al final por unas chuletillas de cordero, una ración de costilla y una ensalada mixta, acompañado de los dos fieles compañeros del hombre, el pan y una jarruca de vino del lugar. Sobre la carne decir que el cordero no estaba nada mal, las chuletillas fueron bien servidas y con un buen sabor.

Lo malo fue que con la costilla, la situación fue totalmente distinta. A pesar de estar buena, se notaba que el costillar estaba poco hecho, ya que cuando la costilla está bien preparada la carne debe de salir limpia del hueso o la caña. Cuando está poco hecha la carne se queda pegada al hueso. Eso fue lo que nos pasó, la costilla estaba poco hecha.

En general no estuvo mal lo que nos sirvieron, sobre todo teniendo en cuenta que nos salió el almuerzo por 19 € en conjunto, 9,5€ por persona, un precio razonable dentro de la calidad que se nos ofreció. Mi nota final para este restaurante es de: 6.1 rocas - Bodega Casa Eduardo

Comida: 6
Bebida: 6.5
Pan: 5
Precio: 8
Decoración: 5



Después de comer en tan zamorano lugar nos dirijimos hacia las Arribes del Duero, hacia Pereña de la Ribera en concreto donde este pasado fin de semana se ha llevado a cabo una concentración de Boulder (Escalada de bloques) que reunió a gente de diversos luegares de la geografía española. Pero todo esto para el siguiente post.

Un gastronómico saludo,

Carlos Oleaga