11 agosto, 2007

De Restaurantes y cocinas

Ayer noche, con motivo de una fiesta del periódico, nos acercamos hasta uno de los restaurantes que circundan las playas del Sardinero, en Santander, para cenar y charlar un rato.

El menu, consistente en ensaladas, tostas y tablas de carne y mariscos, fue bastante completo y abundante en la cantidad, pues más de una tabla volvió incorrupta por el mismo camino por el que había llegado. Por delante de nuestros ojos circularon langostinos, sepias, calamares y dorada acompañados de sus hermanos terrestres, cordero, cerdo y vaca, todo ello regado con un rioja correcto, tempranillo del año.

La cena, aparte de las típicas apariencias de chichinabo, con platos cuadrados -muy de moda en los tiempos que corren- y uns tostas afrancesadas consistentes en mejunges donde se mezcla todo con todo, como si se tratara de un juego sin reglas, estuvo bien.

Eso sí, de ninguna manera compensó, los cerca de 35 euros que tuvimos que desembolsar cada uno de los comensales participantes de la mesa. Incluso cuando la comida incluía una copa, garrafónica perdida.

A mi modo de entender, o la gente no sabe comer, o hay un grave problema de diferenciación en la sociedad, donde todo vale y las reglas se dictan con tinta permeable a los cambios. Podría citar una veintena de sitios donde se come mejor y más tranquilo, con un precio más asequible. Y no me vale la escusa de la cantidad, pues tampoco mi ideal de cena es ponerme hasta la bandera de comer, aunque posea desde pequeño un defecto capital como la gula.

Supongo que cada vez más la sociedad paga por un sitio, una vajilla, una apariencia, y encuentra más atractivo comer tres 'delicias de saquitos de crema espumosa de ventresca de calamar al punto de la nieve de las almendras recogidas en otoño, regadas con la reducción del vino de la Ribera sacra', que tener que servirse de una olla un cocido montañés acompañado de un queso picón bejes-tresviso.

-¿A quién le importa la calidad de la comida hoy en día?
-A mí sí, oiga.
-Mire que es usted raro.

La cocina, una de las mayoes riquezas culturales de un país, se está perdiendo en España a la velocidad de la luz, pues a nadie le preocupa lo que come, y lo que es más inquietante: la titánica entrada de comida prefabricada en el país está llegando a unos extremos en los que, hasta para los que cocinamos, se hace difícil resistirte.

Depués de varios años de estancia en Salamanca y oir célebres frases de compañeros de carrera como las que describo a continuación, uno a veces duda de lo que comeran las generaciones futuras. ¿Será la tortilla de patatas casera una especie en vías de extinción en el siglo XXI?

Frases de genios:
-"Oye, a ver si compramos el arroz amarillo ese que se le echa a la paella"
-"Ya, muy bien, pero ¿Cómo se pela un huevo?"
-"Ah, pero los aguacates ¿tienen que estar maduros para comérselos?"
-"Pero ¿Qué haces?. Nada, mezclar el pan rallado con el huevo y luego echamos el filete"
-"Venga vamos a hacer un gazpacho. Oye, ¿Cuál compramos, Don Simón o Al valle?"

La sabiduría de la cocina cada vez está más lejana de la realidad de la sociedad, y esto claro, se extiende a todos los campos, desde las cenas en restaurante, hasta las visitas a familiares. Al final, la gente que cocina seremos unos pobres pardillos a los que nos gusta meternos en una cocina durante horas a hacer pocimas y brebajes muy raros, cuando la verdad suprema está, como dice mi buen amigo Manuel Huesa, en poder ser tan práctico y sencillo como aquel que cuece pasta, la riega con un bote de tomate, y ala, a comer.

Y si no entendemos dentro de unos años lo que es cocinar, ¿Dónde quedará la frase, la cultura son tus raíces?¿Qué baremos de calidad usaremos, el de las croquetas congeladas?

Os dejo una increíble receta de tortilla española, no tiene desperdicio, con un gran background jazzístico.




Un gastronómico saludo,

Carlos Oleaga

1 comentario:

*******Lacónica******* dijo...

En España no sé cómo será, pero aquí, las horas de trabajo, la casa, el estudio...
todo saber parece ser "chupado" por esta vorágine de la especialización
quien se dedica a eso lo hace súper bien y quien debe trabajar en otras cosas y estudiar y llevar más o menos su casa (y no tiene quien limpie de vez en cuando ni nada) debe hacer lo que puede
Aparte: hermosos, la cocinera y quien documenta
www.nobuhardilla.blogspot.com