Y heme aqui que después de ver el cuadro del vampiro de Edward munch, he reflexionado sobre los chupatintas que inundan el mundo, los sacacuartos sin escrúpulos y los "condesdrácula" que hinchan sus bolsillos sin parar en todos los rincones oscuros del mundo a los que la ley, o no llega o simplemente mira hacia otro lado.
Y heme aqui, sentado en una piedra grande cercana al río Tormes, reflexionando sobre los sueldos de los ejecutivos internacionales que se meten en la saca unos cuantos de millones de euros cada año, mientras otros se rompen la espalda por cuatro duros.
Cuando era pequeño pensaba que esas personas eran como semidioses que al ser tan listos merecían llevarse un sueldo mayor y vivir mejor que el resto, pero... una vez visto como funciona el sistema de manera simple y sin conocerlo aún completamente, empiezo a detectar que los beneficios y los bonus aplicados a los altos ejecutivos son de una locura indescriptible, sumas de dinero injustamente absurdas. ¿Para que premiar tanto a alguien que tampoco realiza un trabajo tan especial? Me parece bien premiar al astronauta, al literato, al pintor y al escultor, al deportista y al médico. También hay que premiar al ejecutivo, pero darle 1 millones de euros al año (mucho más en algunos casos), es como de locos, algo que nadie entiende.
En este estadio social en el que nos encontramos, en esta marea incesante de confusión y de mentiras, estoy empezando a detectar que las maneras de educación y civismo que antaño circularon entre los hombres, no mejoran y lo que es más decepcionante, empiezan a decrecer y a ser vistas como algo extraño.
Y no digo que tengamos que volver a llevar sombrero y bastón y regresemos al feudalismo, sino que ciertas formas del pasado que honraban el honor de los hombres y la solidaridad entre iguales, brillan por su ausencia en el individualizado presente que solo ofrece amor, amistad, comprensión y cariño a cambio de dinero: Sálvense las excepciones con los dedos de las manos.
Como vampiros, caminamos hacia el futuro sin visos de mucho cambio, sin darle la menor importancia a la inestabilidad social que bulle en determinados países y señalando con el dedo al otro, en vez de apuntarnos a nosotros mismos a la hora de hacer evaluación de culpas y examen de conciencia.
-¿Quién es el vampiro del mundo moderno?
- Jo, tu, vaya preguntas
- En verdad deberíamos buscar un culpable, con nombre y apellidos.
- Igual la culpa está en todos nosotros...
- Nah, eso ya está muy oido y no soluciona nada
- Entonces busquemos un culpable o varios, con nombres y apellidos.
- Sí, eso haremos.
- ¿Servirá de algo?
- ¿sabe alguien con certeza el tiempo de mañana?
- Ya, ya te entiendo. Como "The catcher in the rye"
- Eso es, pero bajo extrañas y derivadas circustancias.
- A veces sólo entiendo lo que pasa en las películas
- Ya. La realidad es esquiva y complicada.
- Ya. Búsquemos unos culpables.
- Sí, con nombres y apellidos.
- Y de paso nos compraremos una capa negra y unos piños de plástico.
- Eso, eso.
Y heme aqui, sentado en una piedra grande cercana al río Tormes, reflexionando sobre los sueldos de los ejecutivos internacionales que se meten en la saca unos cuantos de millones de euros cada año, mientras otros se rompen la espalda por cuatro duros.
Cuando era pequeño pensaba que esas personas eran como semidioses que al ser tan listos merecían llevarse un sueldo mayor y vivir mejor que el resto, pero... una vez visto como funciona el sistema de manera simple y sin conocerlo aún completamente, empiezo a detectar que los beneficios y los bonus aplicados a los altos ejecutivos son de una locura indescriptible, sumas de dinero injustamente absurdas. ¿Para que premiar tanto a alguien que tampoco realiza un trabajo tan especial? Me parece bien premiar al astronauta, al literato, al pintor y al escultor, al deportista y al médico. También hay que premiar al ejecutivo, pero darle 1 millones de euros al año (mucho más en algunos casos), es como de locos, algo que nadie entiende.
En este estadio social en el que nos encontramos, en esta marea incesante de confusión y de mentiras, estoy empezando a detectar que las maneras de educación y civismo que antaño circularon entre los hombres, no mejoran y lo que es más decepcionante, empiezan a decrecer y a ser vistas como algo extraño.
Y no digo que tengamos que volver a llevar sombrero y bastón y regresemos al feudalismo, sino que ciertas formas del pasado que honraban el honor de los hombres y la solidaridad entre iguales, brillan por su ausencia en el individualizado presente que solo ofrece amor, amistad, comprensión y cariño a cambio de dinero: Sálvense las excepciones con los dedos de las manos.
Como vampiros, caminamos hacia el futuro sin visos de mucho cambio, sin darle la menor importancia a la inestabilidad social que bulle en determinados países y señalando con el dedo al otro, en vez de apuntarnos a nosotros mismos a la hora de hacer evaluación de culpas y examen de conciencia.
-¿Quién es el vampiro del mundo moderno?
- Jo, tu, vaya preguntas
- En verdad deberíamos buscar un culpable, con nombre y apellidos.
- Igual la culpa está en todos nosotros...
- Nah, eso ya está muy oido y no soluciona nada
- Entonces busquemos un culpable o varios, con nombres y apellidos.
- Sí, eso haremos.
- ¿Servirá de algo?
- ¿sabe alguien con certeza el tiempo de mañana?
- Ya, ya te entiendo. Como "The catcher in the rye"
- Eso es, pero bajo extrañas y derivadas circustancias.
- A veces sólo entiendo lo que pasa en las películas
- Ya. La realidad es esquiva y complicada.
- Ya. Búsquemos unos culpables.
- Sí, con nombres y apellidos.
- Y de paso nos compraremos una capa negra y unos piños de plástico.
- Eso, eso.
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