Acuciado una vez más por los plazos de becas, matrículas y demás papeleos burocráticos que conduncen al período investigador del doctorado, me he vuelto a replantear de nuevo el lugar destinado a mi investigación y donde trabajaré los próximos cuatro años.
Sobre todo dudo entre dos cosas. Futuro tranquilo y pordiosero o Futuro sostenible estresante. Dos opciones a barajar, y sé muy bien de lo que me estoy hablando.
En España, investigar simboliza poco más o menos que hacer el tonto. Una cosa divertida que hace el chaval, que aún sigue "estudiando". Y no se que harán ustedes en sus casos, pero yo cuando investigo algún tema de Comunicación social, estoy trabajando, y que me disculpe el respetable. Como si estudiar fuera cosa de niños.
Nuestro país, el de la tortilla, los toros y el olé, no valora el estudio de manera objetiva. A veces hasta está mejor visto el ejecutivo medio, ignorante cultural por excelencia, que la persona que acaba de escribir una tesis de cuatrocientas y pico páginas sobre las moléculas de los peces globo. Y encima el ejecutivo está bien situado socialmente, y la gran mayoría alaba el dinero que posee.
Así que la salida a un país vecino para investigar no es ninguna mala idea. Y encima estás bien visto. Y además ganas dinero, y no tienes que mendigar. Y también hay más oportunidades de encontrar trabajos satisfactorios y personas interesantes. Seguro que no soy ni el primero ni el último que da ese paso. Si todo es tan bonito, ¿por qué nos cuesta tanto irnos? Supongo que la respuesta está en que nuestra cultura es bastante cómoda y con calidad de vida, y por otro lado que aún en España somos un poco paletos y nos da miedo salir de casa, para descubrir que ocurre más allá de nuestras fronteras.
Yo por ahora, no descarto ninguna posibilidad. Venezuela, Estados Unidos, Canadá, Japón, Londres, Salamanca y Madrid aún siguen en el bombo. Según vaya teniendo más referencias iré descartando lugares.
Hasta Junio, el viento sopla con fuerza en una única dirección, la de la comunicación en Salamanca.
Un dubitativo saludo lleno de futuro,
Sobre todo dudo entre dos cosas. Futuro tranquilo y pordiosero o Futuro sostenible estresante. Dos opciones a barajar, y sé muy bien de lo que me estoy hablando.
En España, investigar simboliza poco más o menos que hacer el tonto. Una cosa divertida que hace el chaval, que aún sigue "estudiando". Y no se que harán ustedes en sus casos, pero yo cuando investigo algún tema de Comunicación social, estoy trabajando, y que me disculpe el respetable. Como si estudiar fuera cosa de niños.
Nuestro país, el de la tortilla, los toros y el olé, no valora el estudio de manera objetiva. A veces hasta está mejor visto el ejecutivo medio, ignorante cultural por excelencia, que la persona que acaba de escribir una tesis de cuatrocientas y pico páginas sobre las moléculas de los peces globo. Y encima el ejecutivo está bien situado socialmente, y la gran mayoría alaba el dinero que posee.
Así que la salida a un país vecino para investigar no es ninguna mala idea. Y encima estás bien visto. Y además ganas dinero, y no tienes que mendigar. Y también hay más oportunidades de encontrar trabajos satisfactorios y personas interesantes. Seguro que no soy ni el primero ni el último que da ese paso. Si todo es tan bonito, ¿por qué nos cuesta tanto irnos? Supongo que la respuesta está en que nuestra cultura es bastante cómoda y con calidad de vida, y por otro lado que aún en España somos un poco paletos y nos da miedo salir de casa, para descubrir que ocurre más allá de nuestras fronteras.
Yo por ahora, no descarto ninguna posibilidad. Venezuela, Estados Unidos, Canadá, Japón, Londres, Salamanca y Madrid aún siguen en el bombo. Según vaya teniendo más referencias iré descartando lugares.
Hasta Junio, el viento sopla con fuerza en una única dirección, la de la comunicación en Salamanca.
Un dubitativo saludo lleno de futuro,
Carlos Oleaga
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