Hablar de Valdesangil es hablar de una escalada bastate parecida al Boulder, pues realmente lo que se escala son boulders altos en vez de paredes propiamente dichas. Las vías son todas de cortante y frío granito, llenas de regletillas, ñapas, pequeños garbanzos y mucho tirar de dedos y confiar en la levitación y en que los pies no se te vayan. El sábado hicimos un par de vías de 6A en el sector Far West y de ahí partimos hacia el sector Radical, donde hicimos una vía 6B+ en la que había que estar muy fino. Dos sextos y un par de quintos completaron la jornada, ya que el frío y la noche se nos echaron encima a toda velocidad.
El domingo fue una jornada que comenzó con un quinto y un sexto de placa donde también había que estar finito, vías de equilibrio. Después probé una fisura desplomada de 6B pero los brazos ya estaban bastante cansados y decidí no forzar demasiado los hombros, que luego vienen los problemas. Para terminar dos vías facilones de cuartitos, para relajar y disfrutar de unas vías de fisura muy divertidas.
Lo único negativo de la salida de fin de semana fue el extremo frío y el viento reinante en le lugar, que se soportaba a duras penas y hacían la escalada un poco más difícil. Los pies de gato no agarraban bien por el frío, ya que la goma estaba dura y los dedos se quedaban insensibles al poco de entrar en la vía y apretar un par de veces.
De la vuelta poco que contar, el típico autobús de la serrana, que nos dejó en Salamanca, dónde tuvimos oportunidad de degustar las castañas recolectadas en la escuela de escalada.
Un montañero saludo,
Carlos Oleaga
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