18 noviembre, 2006

Colección de artículos

Recupero con esta coleccción de artículos de opinión, pequeños trazos y críticas mezcladas dentro de una mixtura siempre marcada por la arte, la tecnología y la implacable búsqueda de la verdad.



JUNIO 2006:

EL MUNDO DE LA EMPRESA:

Que decir del encantador mundo de la empresa londinense, la verdad es que a veces me quedo sin palabras para relatar este ambiente en el que huele tanto a caramelo como a hez.

Precisamente este artículo se me ocurrió volviendo a casa de trabajar, un sábado a las tres de la mañana. Iba escuchando en el aparato de mp3 la canción de Chemical Brothers "Galvaniza", esa que dice aquello de "...your time has come, push the button..."

Me di cuenta de que quiza era hora de volver a casa, quizá era hora de cambiar de sueño, o de escribir un nuevo capítulo. Creo que todo esto viene motivado por el ambiente laboral de Londres, que es tan grandioso como patético.

El ambiente de trabajo de Londres es realmente un círculo alrededor del stress. Por un lado tiene muchas recompensas y unos salarios que te mantienen feliz, pero por otro lado, el precio que se paga es muy alto, y es un precio tanto físico como psíquico. Siempre que hablo de esto me recuerda al personaje creado por Margaret Weis y Tracy Hickman dentro del mundo de la Dragonlance.

El mago raistlin, hermano de Caramon, llegó a ser el mago más poderoso de toda su tierra, pero para ello tuvo que sufrir un terrible castigo físico.

En la ciudad de albión se trabaja desde el lunes hasta el domingo, sin descanso. Quizá no todos los días, pero estás dentro del ambiente de trabajo toda la semana. El vivir en una ciudad tan grande te limita bastante a moverte en los círculos de gente más próximos a tí, es decir, los de tu entorno laboral. Y es realmente insoportable ver todos los días los mismos caretos, noche y día.


También el sistema de premios y condecoraciones no está mal, siempre y cuando no se corrompa. En Londres existe aún la leyenda de aquel chico joven que fue a limpiar baños en pequeños tugurios, y acabó poseyendo varias compañías de limpieza. Yo siempre supe que podría haberlo hecho bien en el mundo de la hostelería, pero el precio que se pagaba era también muy alto.

Yo nunca podré ser tan fuerte mentalmente, como para llegar a engañar, mentir, poner trampas por el camino, llevar cuchillos dentro de la chaqueta y a la vez sonreir a todos los empleados del mismo modo desde el primer día. Todo esto inmerso en un mundo donde tu familia, tus empleados, tus jefes, tus amigos, tus colegas y tus compañeros de piso son todos las mismas personas.

Tampoco entenderé porque hay que tomar drogas para trabajar en Londres. La verdad es, que la gente que no toma drogas en Londres está tachado de rara o de puritana.

Cada loco con su tema, ya nos veremos dentro de treinta años, y a ver quien cuenta mejores chistes al otro.

Siempre la gente ha pensado que sino trabajaba estaba perdida. Yo lo creí durante un tiempo.

Ahora veo que lo importante es luchar, con uñas y dientes, por salir de la selva y llegar a la playa. Podemos trabajar siempre y cuando el trabajo gire alrededor de la vida (como tantas otras cosas) y no sea la vida la que gire alrededor del trabajo.

Muchas veces pienso en lo fantástico que sería no salir nunca del colegio:
"Remember the days of the old schoolyard, we used to laugh a lot..." - Cat Stevens -


Como despedida os dejo un término que usaba para despedirme hace muchos años:

Alevo.

Carlos Oleaga

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