08 diciembre, 2006

Extraño siglo

En verdad, creo que estamos en un siglo bastante extraño. Hemos entrado en la vigésima primera centuria desde el nacimiento de Jesús, hijo de Dios (al menos según la Iglesia católica). Y al entrar en este siglo me doy cuenta, seis años después de haberse iniciado la andadura, de que la pérdida de dirección y estabilidad es sumamente grande.

Dentro de todos los estilos, sobre todo artísticos, hay una confusión tan grande, que nadie sabe si algo es bueno o malo por sí, sino que algo es bueno o malo porque X lo dice o piensa. Creo que el mercenazgo de la economía en el arte es cada vez más grande. ¿A quién le importa lo que represente Jackson Pollock en sus cuadros, siempre que sus cuadros alcancen numeros inverosímiles, y enriquezcan a unos pocos?

Tanta confusión, en tantos ámbitos de la vida, causa en el espectador un no saber donde mirar, un nerviosismo al no poder fijar la vista en una meta, cuanto menos opaca, y que le conduce a un camino mucho menos elevado que sus capacidades, pero más fácil de andar, por lo llano de su trazado y porque nunca nadie le preguntará nada en su caminar. Simplemente fluye en la masa de las sociedades como una cifra imposible.

Es díficil hacerse a la mar, pero peor es naufragar en tierra. Eso es lo que dice siempre mi padre en sus escritos. Está claro, que llega un momento en que debes hacerte con tu pequeño bote, y decirte a tí mismo: ¡Rema marinero!

Y sólo remando llegaremos a atravesar tanta confusión y nieblas, tanta indecisión y conformismo, y llegaremos a tener una visión nítida de lo que nos rodea. Pero para ello debemos surcar numerosos mares, todos ellos engañosos, que nos hablarán de grandes recompensas, que encierran aún mayores trampas. Así, cuál Ulises, veremos nuestro tiempo pasar, y llegar un día en el que el sol, ya no ciegue nuestros ojos y podamos ver la luz con toda su intensidad. Solo en tonces seremos libres para extender nuestro espíritu.

Y yo entonces, reiré de buena gana.


Extracto de la novela "Conociendo el mar", aún en proceso de construcción, por Carlos Oleaga.


Carlos Oleaga.

1 comentario:

Altazor dijo...

En verdad los tiempos deconstruyen, y sí es cierto que andamos perdidos en un mar de petróleo... con tantas olas en tierra ya no sabemos dónde alzar la vista, dónde se encuentra lo que en verdad andamos buscando.
También yo reiré agusto cuando el oleaje cese y limpiamente pueda alcanzar a distinguir...aunque para ello deba enfrentarme a los Titanes sin "cri-cri".
Una de las cosas que siempre me han fascinado de África es su poder en la creencia ancestral, en sus raíces, aún intactas...supervivientes de nuestro caos; es por ello por lo que siempre quise huir a ella, enterrarme en una verdad más grande que nosotros, la verdad de creer en algo, de realmente creer.
Aquí, en nuestro siglo, en nuestra cultura, estamos perdiendo esa capacidad, ya no somos si no es en manos de unos cuantos...(lo que ellos nos quieran hacer pensar que somos, que no creer)... allí, en aquellas culturas, las gentes aún se aferran a la mitología y los fantasmas... pero ellos los alimentan, como a nosotros un día pudiera alimentarnos Dios. Y sus creencias son tan poderosas que en verdad les protegen...¿de qué manera?, legándoles algo más de esperanza, algo más de vida... algo más de verdad.

Cuídate niño.

ROYD