- ¿A dónde se fueron los libros?
- ¿Cuándo decidieron irse y por qué?
- No los encuentro en las casas de mis amigos.
- Tampoco en las de sus familiares.
- Yo guardo un pequeño montón.
- ¿Qué fue del resto?
Aunque se nos quiera decir a través de mil y una estadísticas que media España lee libros, la verdad es bastante más amarga y dura. Podemos decir que casi nadie lee libros.
Podemos hablar de casas con enciclopedias y 7 u 8 best-sellers de dudosa literatura. Podemos hablar de masas aborregadas delante del televisor o de la pantalla del ordenador. Pero hablar de libros o de lectores, en esta nuestra España, es sencillamente, desolador.
Hablar de libros, o en su caso, de literatura ha caído en desuso, ya no se lleva. Si yo empezara a hablar con mis amigos de las impresiones que me causó Pedro Páramo o de los caminos que recorrí con Verne en su viaje al centro de la tierra, seguramente se me tacharía de persona rara, de ratonzuco de biblioteca o simplemente de listillo...
Ahora lo que se lleva es "el inculto" que puede recibir mil y un nombres. Actualmente en España no hay ninguna preocupación por saber, por aprender ni por tener un vagaje cultural mínimo. Enaltecidos son en esta España provinciana los que conocen todos los entresijos del fútbol, los coches y las mujeres. Ahora para triunfar en España sólo hace falta tener un trabajo, dinero, un coche a la última y poder hablar de fútbol igual que de mujeres u hombres ricos y guapos.
Historia, geografía, literatura, arte, política... son asignaturas olvidadas y que encima sólo cultivan un pequeño grupo de "empollones" y "frikis". Las medallas, las copas y los laureles son entregadas a los directores de empresas, a los futboleros, a los directores de empresa futboleros y a los futboleros empresarios. A la gente que lee libros sólo se le premia con unas coderas, para remendar los codos de los jerseys desgastados.
Es tanto la inutilidad española, salvo un pequeño grupo que aún resiste leyendo, que nos encontramos actualmente en la universidad española con una falta de seriedad y responsabilidad extraordinaria. Tanto por parte de los alumnos como de los profesores. En mi devenir por el mundo universitario he presenciado como alumnos ponían y griega donde debía ir una ll, y otros que confudían "a hacer" con "ha hecho". También observé faltas de ortografía en los profesores, que tan tranquilos exponían que se les había colado una errata en la presentación del powerpoint. Todo esto claro, delante de toda la clase. ¿Qué clase de ejemplo encontramos en las aulas?
En mi segunda carrera, en comunicación audiovisual, observé como gente que provenía ya de otras carreras, aún no sabían escribir sin faltas de ortografía, no sabían quien escribió "El millón" o desconocían las andanzas del ingenioso hidalgo, llamado Don Quijote. Perplejo ante estos casos, he reflexionado acerca de todo esto para descubrir que toda esa gente, dentro de 10 años va a estar manejando nuestro país, España, sin apenas formación. Sólo sabrán de su materia. El empresario sólo sabrá de empresas, el abogado sólo sabrá de derecho, y el informático sólo hablará en términos digitales. La multidisciplinareidad con la que una persona debe estar preparada para un mundo global, por ende multidisciplinar, está muy lejos de la realidad.
Y encima a nadie le da la gana de leer libros. O planteándolo de otra forma, nadie tiene tiempo de leer libros o de escribir. La tele, el fútbol, Internet, messenger, salir de fiesta y jugar a la play o a la Xbox 360 ha ocupado nuestro tiempo de manera preocupante.
Si la sabiduría, la imaginación y la historia de nuestro pasado se encuentra en los libros y nadie lee, ¿qué será de nosotros?¿estamos ante una época de oscuridad digital?
Supongo que lo normal sería exigir a todos los ciudadanos que estudian y acceden a la universidad el saber escribir y leer correctamente. También debía ser exigible el conocer al menos la cultura de tu país, un mínimo, tampoco necesitamos conocer todas las creaciones artísiticas de España. Y ese mínimo actualmente, está hundido en el fondo del mar, con las llaves...
Matarile rile ron.
- Ultimamente el pueblo se ha olvidado de los cultos
- Sí, son gente rara.
- Ahora se lleva el fútbol y los coches.
- ¿Y Chikilicuatre?
- Sí, ese también. Es el nuevo becerro de oro español.
- ¿Un ídolo?
- Sí, y una realidad.
- ¿Y los libros?
- Eso es para los raros.
- Pero desarrollan la imaginación y cultivan la mente.
- Nada hombre, para triunfar aprende del futbol, los programas del corazón y chikilicuatre. - ¿En serio?
- En serio. Serás aclamado por tu entorno, te reconocerán como un Primus inter pares.
Un preocupante saludo,
- ¿Cuándo decidieron irse y por qué?
- No los encuentro en las casas de mis amigos.
- Tampoco en las de sus familiares.
- Yo guardo un pequeño montón.
- ¿Qué fue del resto?
Aunque se nos quiera decir a través de mil y una estadísticas que media España lee libros, la verdad es bastante más amarga y dura. Podemos decir que casi nadie lee libros.
Podemos hablar de casas con enciclopedias y 7 u 8 best-sellers de dudosa literatura. Podemos hablar de masas aborregadas delante del televisor o de la pantalla del ordenador. Pero hablar de libros o de lectores, en esta nuestra España, es sencillamente, desolador.
Hablar de libros, o en su caso, de literatura ha caído en desuso, ya no se lleva. Si yo empezara a hablar con mis amigos de las impresiones que me causó Pedro Páramo o de los caminos que recorrí con Verne en su viaje al centro de la tierra, seguramente se me tacharía de persona rara, de ratonzuco de biblioteca o simplemente de listillo...
Ahora lo que se lleva es "el inculto" que puede recibir mil y un nombres. Actualmente en España no hay ninguna preocupación por saber, por aprender ni por tener un vagaje cultural mínimo. Enaltecidos son en esta España provinciana los que conocen todos los entresijos del fútbol, los coches y las mujeres. Ahora para triunfar en España sólo hace falta tener un trabajo, dinero, un coche a la última y poder hablar de fútbol igual que de mujeres u hombres ricos y guapos.
Historia, geografía, literatura, arte, política... son asignaturas olvidadas y que encima sólo cultivan un pequeño grupo de "empollones" y "frikis". Las medallas, las copas y los laureles son entregadas a los directores de empresas, a los futboleros, a los directores de empresa futboleros y a los futboleros empresarios. A la gente que lee libros sólo se le premia con unas coderas, para remendar los codos de los jerseys desgastados.
Es tanto la inutilidad española, salvo un pequeño grupo que aún resiste leyendo, que nos encontramos actualmente en la universidad española con una falta de seriedad y responsabilidad extraordinaria. Tanto por parte de los alumnos como de los profesores. En mi devenir por el mundo universitario he presenciado como alumnos ponían y griega donde debía ir una ll, y otros que confudían "a hacer" con "ha hecho". También observé faltas de ortografía en los profesores, que tan tranquilos exponían que se les había colado una errata en la presentación del powerpoint. Todo esto claro, delante de toda la clase. ¿Qué clase de ejemplo encontramos en las aulas?
En mi segunda carrera, en comunicación audiovisual, observé como gente que provenía ya de otras carreras, aún no sabían escribir sin faltas de ortografía, no sabían quien escribió "El millón" o desconocían las andanzas del ingenioso hidalgo, llamado Don Quijote. Perplejo ante estos casos, he reflexionado acerca de todo esto para descubrir que toda esa gente, dentro de 10 años va a estar manejando nuestro país, España, sin apenas formación. Sólo sabrán de su materia. El empresario sólo sabrá de empresas, el abogado sólo sabrá de derecho, y el informático sólo hablará en términos digitales. La multidisciplinareidad con la que una persona debe estar preparada para un mundo global, por ende multidisciplinar, está muy lejos de la realidad.
Y encima a nadie le da la gana de leer libros. O planteándolo de otra forma, nadie tiene tiempo de leer libros o de escribir. La tele, el fútbol, Internet, messenger, salir de fiesta y jugar a la play o a la Xbox 360 ha ocupado nuestro tiempo de manera preocupante.
Si la sabiduría, la imaginación y la historia de nuestro pasado se encuentra en los libros y nadie lee, ¿qué será de nosotros?¿estamos ante una época de oscuridad digital?
Supongo que lo normal sería exigir a todos los ciudadanos que estudian y acceden a la universidad el saber escribir y leer correctamente. También debía ser exigible el conocer al menos la cultura de tu país, un mínimo, tampoco necesitamos conocer todas las creaciones artísiticas de España. Y ese mínimo actualmente, está hundido en el fondo del mar, con las llaves...
Matarile rile ron.
- Ultimamente el pueblo se ha olvidado de los cultos
- Sí, son gente rara.
- Ahora se lleva el fútbol y los coches.
- ¿Y Chikilicuatre?
- Sí, ese también. Es el nuevo becerro de oro español.
- ¿Un ídolo?
- Sí, y una realidad.
- ¿Y los libros?
- Eso es para los raros.
- Pero desarrollan la imaginación y cultivan la mente.
- Nada hombre, para triunfar aprende del futbol, los programas del corazón y chikilicuatre. - ¿En serio?
- En serio. Serás aclamado por tu entorno, te reconocerán como un Primus inter pares.
Un preocupante saludo,
Carlos Oleaga
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