12 diciembre, 2006

Rompiendo las olas


Saludos de nuevo tierras salmantinas (charro siempre me sonó despectivo). Una vez recuperado de mis achaques en la garganta, de nuevo enfilo la semana a toda velocidad, sin tiempo para nada, y buscando hacer más cosas de las que puede abarcar una persona normal.

He disfrutado de un gran puente acueducto en la tierruca del norte, Santander, una de las ciudades más bonitas de España, y para los que no lo sepáis, la única bahía que está orientada al Sur. Lo normal es que una bahía esté orientada al Norte. Y debido al temporal había unas olas imponentes. De ahí que os plante hoy en el blog la foto que me hizo un amigo, cuando fuimos en coche a una población cercana a Santander (Loredo), que queda justo enfrente de Santander, pero al otro lado de la bahía.

Durante este último fin de semana he tenido unos días de paz y tranquilidad, de los que no gozaba hacía tiempo. En parte, debido a mi fiebre y mis padeceres. Todo el sábado lo pasé en compañía de unos buenos amigos, en una casa que queda justo enfrente de Peñacabarga, la montaña de Santander, debatiendo y charlando sobre el Cardenal Ratzinger, las teorías de la liberación, Juan Pablo II, política, lo difícil que es ligar algunas veces para los hombres, y los sistemas educativos españoles y europeos.

Con esto tuvimos carraca para estar hablando desde después de comer, hasta bien entrada la noche, hasta que se apagó la última estrella y nos fuimos a dormir.

Buenos períodos en los que se reflexiona sobre la vida, la sociedad y el futuro. La gente debería hablar más con sus semejantes. Creo que en este mundo de futuro y tecnología, con tantos avances en televisiones, video y demás, la gente se está olvidando de hablar y de expulsar las ideas que lleva dentro.

Mal vamos, si no comunicamos.

Carlos Oleaga.

1 comentario:

Kaethsan dijo...

Sí niño, en verdad la gente debería comunicarse más... bueno que algunos sepan ponerlo en práctica...
Te quiero

ROYD