06 febrero, 2007

El murmullo de las olas

Así existes dentro de mi cabeza, como el murmullo de las olas. Aunque Nortia, diosa etrusca del destino, buscó un destino distinto para tí, alejado en cantidad y calidad de mis entrañas. Se que aún encuentro retazos de tu alma esparcida por las rocas, disuelta entre las olas, y dentro del caos que llevo por cabeza. No volveré a jugar con tu pelo, enmarañado como las olas, con cabellos que se extendían hacia los astros buscando respuestas. Tampoco volveré a ver llorar tus tristes ojos que tantas alegrías dieron al hueco sito en mi pulmón izquierdo, hoy vacío como los astilleros que lloran al no volver a ver a los barcos, que un día llenaron sus diques.

Quizá te fuiste para crear un vacío. Un vacío como el que crea el mar cada vez que salgo a navegar, en la marea humana. Al igual que un marinero mira las estrellas para orientarse, yo busco en cada rostro recuerdos de una felicidad extinguida por fuerzas imposibles, aún hoy incomprensibles para mi imperfecta humanidad. Intento hallar el astrolabio y la brújula que me permitan orientarme, una vez más, hacia tu atlante territorio en el que mora tu verdad y tus secretos.

Pensé en quedarme en la playa a escuchar tu murmullo entre las olas, y divisar en sus crestas algún símbolo de esperanza, pero decidí echarme a la mar, pues sentí el miedo de naufragar en tierra, lo cual sería amarga y salina derrota.

Algún día llegaré en mi barca a tu atlántida, oh dulce murmullo, para que el destino me parta con sus rayos o me encamine hacia Atenea nike, diosa de la victoria.


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