01 febrero, 2007

MANIFIESTO - Discrepancias con los examenes test

Desde hace tiempo en la universidad, a la hora de examinar al alumno se plantean dos opciones principales de examen, el escrito de toda la vida de descarga de conocimientos, que suele ocupar varios folios y se convierte en martirio de profesores los cuales tragan folios hasta aburrirse, y la opción que empieza a imperar en algunas carreras del examen de tipo test.

Me centraré en este último, pues me afecta directamente y no positivamente, por decirlo de un modo adecuado y elegante.

El examen tipo test es una sucesión de preguntas, normalmente en número no superior a veinte, a las cuales se plantean cuatro respuestas, de las cuáles sólo una será la acertada. A la hora de puntuar contaremos con las reglas matemáticas, para según el cálculo de respuestas acertadas o no establecer un baremo que indique el grado de conocimiento del alumno.

Hasta aquí todo parece estudiado según una métrica en la cual no puede haber cabida para un error o fallo. A mi entender los examenes tipo test tienen mucha más facilidad de realización para el alumno que uno escrito de respuestas a un tema. Pero, sin embargo, el tipo test no llega a reflejar según mi tipo de experiencia vivida la capacidad de análisis o de comprensión del alumno, tampoco refleja su nivel de conocimientos. Contando conque una persona tenga una alto nivel de conocimiento de un tema, al hacer un examen escrito podrá reflejarlo, aunque pueda en algún momento tener alguna pequeña laguna en algún dato concreto, podrá desenvolverse para mostrar que todas las líneas generales de estudio han sido comprendidas y además tiene el añadido de aportar conocimientos adicionales que demuestran que ha habido un trabajo extra por parte del alumno. Se demuestran sus conocimientos, su interés en la materia, y su dominio de la materia.

Con el examen tipo test (a los que tampoco me opongo), el alumno a pesar de contar con una buena preparación para la materia, siempre puede sufrir una pequeña laguna en esos contenidos mínimos, ya que los test son preguntas específicas, blanco o negro. No demuestran con exactitud los conocimientos generales del alumno, ni su dominio de la materia, y lo que es más importante no nos dan ninguna señal de la comprensión de la materia por parte de un alumno.

Si ponemos el ejemplo de un examen de administración de redes linux, encontramos dos tipos de alumnos. El primero es el estudiante que se preocupa por la asignatura, aquel que lee, comprende, analiza la información, se hace preguntas acerca de lo aprendido y en algunos casos busca información paralela para contrastar. El segundo tipo de alumno es aquel que sin comprender nada de lo que allí está escrito memoriza todos los conceptos, y aprende que responder en cada caso, para solarlo de golpe en el examen, y cinco minutos después olvidarlo todo con un formateo rápido. En ambos casos, con una examen tipo test los dos sacarán amplia nota, a veces incluso poseerá calificaciones más altas, el segundo tipo de alumno, el cual generalmente suele colocarse en las últimas filas para completar conocimientos con los vientos susurrantes que rodean las últimas filas de las aulas con examenes tipo test.

Al alumno de administración de redes linux que posee conocimientos, dos meses después le seguirás preguntando que aplicaciones tiene el shell, y responderá sin dudarlo de forma correcta. El segundo tipo de alumno te mirará de forma extraña, y te preguntará que de que historia le estás hablando. Una injusticia de caracter extremo, si consideramos que el mundo es justo, claro. Ante un examen del tipo de adminstración de redes linux, planteamos que ocurriría si el examen fuera práctico y hubiera que desplegar los conocimientos de mano de la herramienta conocida como ordenador. Seguramente cada persona recibiría la calificación más justamente.

Esta claro que con Bolognesa o sin ella, el mundo universitario, sigue reflejando en gran medida una falta o vacío para reflejar de manera correcta los conocimientos del alumno trabajador, que ha estado preparándose durante tiempo la adquisición de unos conocimientos, los cuales no reciben el justo premio, o inferior a sus expectativas. Y más grave se plantea todo esto a la hora de consecuciones de becas, o a la hora de luchar por algún puesto, donde el baremo del alumno es su expediente.

Ante todo este mundo, a veces uno siente rabia, ira, frustración, vacio y desconfianza, y se empieza a plantear sino será mejor estudiar menos, aprender cuatro conceptos de memoria, situarse en la última fila del examen donde siempre hay un escudo protector que transforma el ruido en silencio, y escuchar los vientos susurrantes que ululan las respuestas correctas.

Lo más triste de todo es ver para completa combustión interna del alumno que estudia, los alardes del personaje de turno que se sentó en la última fila, sacó los apuntes, el libro o manual correspondiente, y sacó una calificación de sobresaliente. Es como si a uno le escupieran en la cara, y encima le llamaran tonto en plena jeta. Raro mundo este en el que estudiar parece que es algo de gente rara, de gente estúpida, cuando hay caminos más fáciles de conseguir premio.


En definitiva, evaluación de conocimientos injusta, la del tipo test (sino se acompaña de algún otro baremo), en un mundo igualmente injusto. Yo siempre estuve a favor del modelo inglés, que aunque podría parecer de épocas oscuras, es más justo. Este sistema hace que los exámenes sean cerrados, el profesor no conoce la identidad del alumno al cual está corrigiendo el examen. Incluye también este sistema inglés el que cuatro personas estén cuidando de que el examen sea fair enough para todos los alumnos, lo cual evitaría el susurro que siempre se ocasiona en la última fila del aula destinada a la evaluación.

Buenas tardes a todos, seguiremos estudiando a pesar de todo, pues a veces estudiar posee más valores que los que te marcan el día del examen.


Carlos Oleaga.

1 comentario:

Victor Balcells Matas dijo...

plenamente de acuerdo. Complementaré la información a lo largo de la tarde o la noche c on una invectiva destructiva y con un enlace directo a esta reflexión, para que el dolor de los profesores sea mayor y no puedan superar las visiones infernales que tendrá que leer una tras otra.

;)