Hoy quiero hablaros un poco sobre fotografía.
Cuando era más pequeño, con diez o once años, recuerdo que un día cogí una cámara reflex y decidí hacer unas fotos, con un previo aprendizaje muy básico, gracias a un pequeño manual de fotografía que saqué de una biblioteca. Realizé unas cuantas fotos, y al revelarlas observé el paupérrimo resultado: entre malo y pésimo.
La fotografía por aquel entonces estaba reservada a profesionales del medio, o a verdaderos entusiastas del diafragma, la velocidad de obturación, y el enfoque selectivo. Estaba reservada para aquella élite que se dedicaba a tomar imágenes por medios todavía bastante mecánicos, y más humanos que los actuales medios digitales.
Con la llegada de la cámaras digitales, y el establecimiento actual de una gama media de cámaras en torno a los cinco megapíxels, el lugar de estas élites de fotógrafos parece que empieza a sufrir un cambio irremediable. A esto hemos de sumarle el también importante descenso de precios en cuanto a equipos y cámaras fotográficas se refiere.
Hace cuatro años, estando en Inglaterra, tuve que adquirir una cámara de improviso, en una tienda de la ciudad de Albión, para realizar unas fotos turísticas con unos amigos que venían de visita. Había pensado en principio en comprar una cámara desechable, pero mi sorpresa fue enorme cuando en la tienda, las cámaras de carrete automáticas estaban regaladas, con unos adelantos, que diez años antes ostentaban precios prohibitivos. El avance de las digitales había profirido una estocada mortal a este tipo de cámaras, y en su lenta agonía, se vendían a precios ridículos.
Por lo tanto, y volviendo al tema que nos atañe, ¿Donde están ahora los valores de la fotografía?¿Donde, los baremos que separaban a los fotógrafos de verdad, de los turistas que sacaban fotos solo por recuerdo? Actualmente con un equipo medio (cámara de seis megapíxels reflex digital) y con unos conocimientos medios de un software de fotografía (estilo Photochop) puede realizar unas fotos impresionantes, teniendo un poco de cuidado, paciencia y gusto estético.
¿Qué debemos exigirle al fotógrafo profesional para ser considerado como tal? Seguramente, una mucho mejor técnica, unos mayores conocimientos, y un estilo original. Pero eso de crear algo original o nuevo, entraña el problema del tiempo, ya que para desarrollar algo nuevo, actualmente, hacen falta muchos años, no es algo de levantarse y ver la bombilla encendida encima de tu cabeza. Y además eso lleva mucho trabajo añadido. Por no decir las influencias que tiene el vivir en el "mundo de la copia", una sociedad que no inventa muchas cosas nuevas, ya que copiar es algo que se nos da bien (lo llevamos haciendo toda la existencia), y ademá no implica tanto trabajo.
Quizá el fotógrafo, al igual que los pintores, tengan que empezar a hablar de que hay más allá de la pintura, y así reencontrarse con un mundo en el cúal los "fotógrafos" aparecen hasta debajo de las piedras empuñando sus cámaras digitales a diestro y siniestro, con el CCD cargado y listo para recoger la información que transformará en obra de arte.
Cuando hablo de ir más alla de la imagen (Beyond the picture) me refiero a reflexionar, crear una idea previa a la foto, un estudio de ideas y pensamientos, que después se puedan expresar en la misma foto, dotándola a esta de un nuevo alma, de un nuevo significado, que recoja toda esa sabiduría previa y la plasme en una imagen definida.
Este tema se antoja largo y tendido, así que antes de extenderme más y caer en la tentación de parecer pesado, prefiero dejar plasmada sólo la idea principal, de este texto, que en su forma original, lleva varias hojas más y desarrolla un poco más toda esta reflexión, que me empecé a hacer cuando comencé a cursar una asignatura de fotografía en la carrera. Así que hasta aquí llegamos con la reflexión.
Como siempre, no mostréis confianza con la imagen, pues esta resulta engañosa, y podría conducirnos rápidamente al error.
Buenas y fotográficas noches.
Cuando era más pequeño, con diez o once años, recuerdo que un día cogí una cámara reflex y decidí hacer unas fotos, con un previo aprendizaje muy básico, gracias a un pequeño manual de fotografía que saqué de una biblioteca. Realizé unas cuantas fotos, y al revelarlas observé el paupérrimo resultado: entre malo y pésimo.
La fotografía por aquel entonces estaba reservada a profesionales del medio, o a verdaderos entusiastas del diafragma, la velocidad de obturación, y el enfoque selectivo. Estaba reservada para aquella élite que se dedicaba a tomar imágenes por medios todavía bastante mecánicos, y más humanos que los actuales medios digitales.
Con la llegada de la cámaras digitales, y el establecimiento actual de una gama media de cámaras en torno a los cinco megapíxels, el lugar de estas élites de fotógrafos parece que empieza a sufrir un cambio irremediable. A esto hemos de sumarle el también importante descenso de precios en cuanto a equipos y cámaras fotográficas se refiere.
Hace cuatro años, estando en Inglaterra, tuve que adquirir una cámara de improviso, en una tienda de la ciudad de Albión, para realizar unas fotos turísticas con unos amigos que venían de visita. Había pensado en principio en comprar una cámara desechable, pero mi sorpresa fue enorme cuando en la tienda, las cámaras de carrete automáticas estaban regaladas, con unos adelantos, que diez años antes ostentaban precios prohibitivos. El avance de las digitales había profirido una estocada mortal a este tipo de cámaras, y en su lenta agonía, se vendían a precios ridículos.
Por lo tanto, y volviendo al tema que nos atañe, ¿Donde están ahora los valores de la fotografía?¿Donde, los baremos que separaban a los fotógrafos de verdad, de los turistas que sacaban fotos solo por recuerdo? Actualmente con un equipo medio (cámara de seis megapíxels reflex digital) y con unos conocimientos medios de un software de fotografía (estilo Photochop) puede realizar unas fotos impresionantes, teniendo un poco de cuidado, paciencia y gusto estético.
¿Qué debemos exigirle al fotógrafo profesional para ser considerado como tal? Seguramente, una mucho mejor técnica, unos mayores conocimientos, y un estilo original. Pero eso de crear algo original o nuevo, entraña el problema del tiempo, ya que para desarrollar algo nuevo, actualmente, hacen falta muchos años, no es algo de levantarse y ver la bombilla encendida encima de tu cabeza. Y además eso lleva mucho trabajo añadido. Por no decir las influencias que tiene el vivir en el "mundo de la copia", una sociedad que no inventa muchas cosas nuevas, ya que copiar es algo que se nos da bien (lo llevamos haciendo toda la existencia), y ademá no implica tanto trabajo.
Quizá el fotógrafo, al igual que los pintores, tengan que empezar a hablar de que hay más allá de la pintura, y así reencontrarse con un mundo en el cúal los "fotógrafos" aparecen hasta debajo de las piedras empuñando sus cámaras digitales a diestro y siniestro, con el CCD cargado y listo para recoger la información que transformará en obra de arte.
Cuando hablo de ir más alla de la imagen (Beyond the picture) me refiero a reflexionar, crear una idea previa a la foto, un estudio de ideas y pensamientos, que después se puedan expresar en la misma foto, dotándola a esta de un nuevo alma, de un nuevo significado, que recoja toda esa sabiduría previa y la plasme en una imagen definida.
Este tema se antoja largo y tendido, así que antes de extenderme más y caer en la tentación de parecer pesado, prefiero dejar plasmada sólo la idea principal, de este texto, que en su forma original, lleva varias hojas más y desarrolla un poco más toda esta reflexión, que me empecé a hacer cuando comencé a cursar una asignatura de fotografía en la carrera. Así que hasta aquí llegamos con la reflexión.
Como siempre, no mostréis confianza con la imagen, pues esta resulta engañosa, y podría conducirnos rápidamente al error.
Buenas y fotográficas noches.
Carlos Oleaga
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