25 enero, 2007

Una noche diferente y musical

Pasaban la cuatro de la tarde y no podía soportar ni a "The jeevas" con su Cowboys and Indians por el lacerante dolor de testa, que me rondaba desde la salida matinal de mi casa. A la vuelta del encuentro orientativo con unos alumnos americanos, el dolor aún seguía presente en mi realidad más cercana, así que pasé a la música reiki, en concreto al disco recopilatorio Healing Hands. Siempre pienso en que esa música quizá tenga algo de curativo, pero otras me digo a mi mismo, que todo eso es una patraña para vender más cd's. Después de una buena siesta, me desperté hacia las 20 horas, con la cabeza tocándo la batería sin control, y a mi costa. El dolor amenazaba mi salida nocturna en busca de corazones rotos y besos extraños.

Acudí una vez más al hombre medicina brasileño, el cúal tiene, como dice la canción: "medicina que se vende en farmacia legal". Para ello tuve que desplazarme unos cinco metros, hasta su habitación, aquella pequeña cueva-habitación-caverna, forrada de tecnología, y pintada de pantallas visuales, cincopuntounos (el dospuntouno se jubiló recientemente) y demás ingenios. Allí siempre consigo la droga que necesito para atajar el dolor de cabeza rápidamente (normalmente el super ibuprofeno brasileiro).

La vuelta de la cueva-habitación-caverna fue relajada, sabedor de que el dolor que se desarrollaba en el interior de mi cráneo estaba agonizando, gracias al mundo químico que ya avanzaba en su cruzada. Fue entonces tiempo para acudir a unos cuantos temas clásicos, que empezaron a llegar de uno a uno, sin un momento solo de pausa, hasta mi centro auditivo, el señor oído. El primero en llegar fue el luminoso y comunicante Thick as a brick de los Jethro Tull, con el señor Ian Anderson enseñando lo que es transmitir sentimientos a través de la música. Después llegó el potente huracán contestatario de los chicos de Belo Horizonte, Sepultura, que con su lección de percusión, de la mano de Igor Cavalera, empezaron a causarme una nueva motivación para salir aquella noche en compañía del resto del equipo de especialistas, el cual debía de desestresarse después de varios días en la trinchera, planeando el ataque a los exámenes, que se ponían enfrente nuestro, intentando frenar nuestro avance hacia un título habilitante, que nos dijera lo bien que sabemos hacer exámenes, y poco más...

A continuación, en aquella sugestiva sesión musical, empezaron a llegar una serie de temas relajados, y quizá no muy técnicos, pero si de transición, allí encontré a Jet, Blur, Jeevas (sí, son muy muy muy adictivos), Kaiserchiefs y The Killers. Esto fue preparando el terreno para los dos temas eternos que esperaban turno para salir del playlist al playing aguardando en silencio a que llegara el momento justo. Para aquel entonces el dolor de cabeza, se había colado por una rendija de las rojas ventanas de mi habitáculo y le había perdido el rastro.

Llegaron los temas estelares: I have forgiven Jesus, del impresentable y brillante Morrisey. Un tema en el que se pueden encontrar apasionantes estrofas como la que sigue, con un mensaje directo y potente,

"
Why did you give me so much desire, when there is nowhere I can go to offload this desire?
And why did you give me so much love in a loveless world, when there's no one I can turn to to unlock all this love?
And why did you stick me in self deprecating bones and skin?, Jesus do you hate me?"

Y llegamos después de la reflexión con Morrisey acerca de un tema trascendental como pocos, al momento cumbre de la noche, el momento en que las luces se apagan en la estancia, dando paso a una linterna que, haciendo las veces de foco unidireccional presenta al talento, la voz de cristal y genio incomprendido, que se juntan en la persona del malogrado joven de Orange County, Jeff Buckley. Allí en medio de la habitación, surgió una especie de conexión que anticipaba la movida noche que se avecinaba. El tema en cuestión fue Last goodbye y dice algo como lo que sigue:

This is our last goodbye
I hate to feel the love between us die
But it's over
Just hear this and then i'll go
You gave me more to live for
More than you'll ever know

This is our last embrace
Must I dream and always see your face
Why can't we overcome this wall
Well, maybe it's just because i didn't know you at all

Increíble letra con una composición instrumental realmente sublime.


Y por fin llegó el momento de la salida, de la evasión de los cementados muros donde se encuentra mi habitáculo privado, mis tecnologías, y mi dospuntouno. La salida fue directamente a dar en un bar muy cañí, pero con una buena mezcla de grupos y estilos. Podíamos allí escuchar claramente las últimas aberraciones musicales que nos depara el capitalismo, las super remezclas que te hacen daño a los sentidos (sobre todo al oir bases de Joy division, utilizadas para que una mindundi cante un tema enseñando cacha, el cúal es para echarte a llorar un año), pero también algunos temas sorprendentes, que hicieron pasar la noche un poco más rápida y descontrolada. Temas como Du hast, de los teutones Rammstein o algún tema suelto de Los Héroes del silencio o los cántabros La Fuga, estuvieron entre lo mejor de la noche (bastante bien para un bar así).

Con el transcurrir del tiempo, y con la ingesta de la bebida de cerveza, el temor y el ridículo se dieron la mano, y se fueron a jugar a las cartas en algún agujero negro de la galaxia. Lo cual nos dejaba allí a todos listos para el cortejo, aquella antigua técnica, que si bien no utilizo mucho, siempre resulta amiga fiel. Y tras unos momentos de tensión, y de unos palabras por allí y unas risas por allá, encontré unos sugerentes labios femeninos, diremos que brasileños, que dieron por terminada la noche, ya que los momentos finales fue un vis a vis, entre Brasil y España. Una noche extraña, pero esta vez sí, con final, no diremos feliz(por la cursilería de la expresión), pero si diferente, lo cual ya es mucho.


Carlos Oleaga

1 comentario:

Victor Balcells Matas dijo...

Brillante exposición de la tarde, con esa distancia y esa musicalidad. Thick as a Brick y the last goodbye, sublimes canciones a mi parecer. No podía ser de otra forma, el final necesariamente tenía que ser feliz ;).