26 marzo, 2007

Con diez cañones por banda...

...Viento en popa, a toda vela.

Caminando sin parar llevo ya varias semanas por todas las calles de Salamanca. Encontrar mucho sentido a tal práctica seguramente sería difícil, pero no tanto para mi, rara avis. Mientras paseo pienso y mientras pienso paseo. Y se que sólo pensando seguiré vivo, en su acepción más literaria quiero decir. Vivo de espíritu, palabra y obra, como diría aquel.


Estoy en una especie de medio encrucijada en donde se me vuelven a abrir dos caminos principales entre los cientos de secuendarios. O le doy una vuelta de tuerca más al pasado y sigo con fuerza hacia el futuro, o pego un viraje de 180º dándole un fuerte tirón al timón. Lo malo de la segunda opción es que lo que el viraje repentino se lleve por medio, ya no volverá. Lo malo de la primera opción es que uno a veces se aburre de la mediocridad, la hipocresía, la injusticia, y se cansa de dar puñetazos a paredes de barro, de mirar al cielo y que todos los días sean nublados aunque no lo sean.

A veces uno debe de respirar, mientras pensemos y respiremos todo irá bien.
Por otro lado al cerrar una puerta dejamos cosas atras, pero ya se abriran nuevas puertas. La vida es un videojuego a todo color en el que hay numerosas fases. Todavía estamos a tiempo para abrir nuevas puertas. Inmerso totalelmente en un proceso de mejora, sobre todo intelectual, a veces no encuentro más que botellas vacías de sabiduría.

A veces dudo de que realmente haya cultura en la Universidad. ¿Sino es así donde se oculta esa gente que gusta de la plática cultural?¿Dónde la gente que gusta de hablar de arte, literatura, música, filosofía, etc..?¿Dónde, que estoy tan ciego que no los veo? Eso si, considero la plática o la tertulia como un elemento base de aprendizaje y diversión en mi jóven vida siempre y cuando nos encontremos en compañía de gente interesante, frikis no gracias (me refiero a los frikis tarados, por supuesto). Estoy ya un poco cansado de gente rara después de vivir varios años en la pérfida Albión. Hago constar que esta visión mía no es para nada elitista, sino que cuenta con un factor principal como es el de aprendizaje. Cualquiera puede ser incluido en este grupo, tanto el que sabe como el que no. Sólo hace falta un poco de predisposición para escuchar, ver, oir y comentar.

Entre tanta tecnología y tanto gadget y tanto widget, echo de menos a veces la sencillez de algunas cosas, como ponerse a charlar en torno a una mesa. ¿Dónde han quedado las sobremesas? La individualidad nos come, y parece que la gente sólo busca su propia felicidad en vez de buscar la de los demás al mismo tiempo que la suya. Pero, que duro es cuando los demás no ven lo que haces por ellos, ¿hasta cuando aguantar un trabajo tan duro y tan poco gratificante?

Pero esta claro que no estaremos haciendolo todo mal si la sociedad progresa de algún otro modo. La esperanza de vida se alarga y nunca antes disfrutamos de tantas comodidades o vicios. Sin embargo, ¿El progreso implica la felicidad?¿La felicidad implica progreso? Y en todo esto, ¿dónde metemos al amor?


Sólo creo saber que yo sigo mi camino entre mares y montañas y que esta vez llevo el paso firme y la cabeza bien alta. Algún día reiremos cuando miremos al cielo, pues ya son ocho los años que llevo mirando al cielo, y el cielo sigue brillando con fuerza.
Me parece que voy a dar un giro de 180º y arrastrar conmigo a todo el que quiera venir, dejar atrás a aquellos que no se lo merecen, y poner rumbo a nuevas tierras y continentes. Nuevos sueños piden ser explorados y allí estaré en lo alto del palo mayor para gritar: Tierra!!!

Un saludo,


Carlos Oleaga

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