Ayer, en compañía de un par de amigos, me acerqué hasta los campos de sport del Sardinero en Santander para ver la exhibición que se suponía Fernando Alonso llevaría a cabo a la hora del aperitivo, es decir, a la una de la tarde.
Era una preciosa mañana santanderina en la que el viento nordeste se había llevado a las tan bien conocidas nubes, que a menudo se quedan de vacaciones en Santander. Sin embargo, ayer las nubes salieron de viaje, hacía un sol estupendo y una temperatura envidiable para este época del año.
Según nos fuimos acercando empezamos a divisar el gran número de personas que abarrotaban todo el recorrido del circuito a ambos lados del trayecto que Fernando Alonso recorrería en el coche a modo de exhibición y baño de masas.
Hablando con estos dos buenos amigos, antiguos compañeros de colegio (de aquel colegio de nombre impronunciable que no se halla muy lejos de la zona donde estuvo lo de Alonso), me di cuenta de que el reclamo para que la gente viniera había sido hilado con arte y maestría. Comprendí que aquello realmente no estuvo planeado para los santanderinos de a pie sino para los directivos y los tiburones y dinosaurios del Banco Santander. Realmente fue una actividad del Banco Santander para sus directivos que estaban reunidos en el Museo de exposiciones a escasos metros de la carretera por la que pasó Alonso. Se estaba celebrando el 150 aniversario del Banco. Eso sí, nos dejaron asistir al resto de santanderinos y foráneos venidos de otras tierras (sobre todo de Asturias) para ver el espectáculo. Este año como muchos habréis podido observar el coche de Alonso y parte de su mono lleva publicidad del citado banco, lo cual me parece estupendo porque a la vez estará haciendo publicidad a mi ciudad natal, la tierruca.
Mientras llegaba con el autobus a Santander el viernes pasado desde Santander iba leyendo El País tranquilamente cuando vi lo de la exhibición. Aparecía la foto de Fernando Alonso y el fórmula uno de McLaren Mercedes desafiante. Cuan grande fue mi desilusión cuando me comentaron que no venía con un coche de Fórmula 1, ni siquiera de Formula 2, sino con un coche estilo deportivo. Fue un chasco, la verdad. Lo que todos queríamos ver allí era un coche gritando, haciendo un montón de ruido con ese típico sonido de las marchas entrando a toda velocidad. Yo no soy un gran forofo de los coches, pero traer un deportivo con Fernando Alonso dentro, se me quedó entre emocionante y decepcionante.
A lo sumo dio cinco vueltas con el coche por aquel circuito abarrotado (Se habla de unas 55.000 personas), saludó con su mano izquierda y se marchó. Eso fue todo. Tanto para tan poco.
Luego por la tarde, hablando con un amigo le pregunté si vio la reseña que hicieron en la tele de la exhibición de Alonso. Asintiendo con la cabeza, me dijo que por la televisión se veía mucho mejor que cuando estuvimos allí por la mañana y me regaló, sin quererlo, una frase para la reflexión con la que cierro el artículo:
"Claro, es que por la televisión todo se ve siempre mejor..." - El Fimir
Carlos Oleaga
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