03 marzo, 2007

Magenta gay y Álvaro Pombo en Salamanca

Ayer, después de una larga jornada de tapeo en la ciudad de Salamanca, una deliciosa siesta y un alegre despertar, encaminé mis pasos en compañía de los mismos de siempre, que no son menos que los que son, hacía la Sala menor de la Hospedería Fonseca, donde ayer a las 20 horas tuvimos el honor (lo siento, no me salen otras palabras) de recibir, ver y escuchar la estudiada palabra de Álvaro Pombo, un grande, un paisanuco, un interesante orador, que nos envolvió en su discurso durante una hora.



Una hora que recuerdo como una de las más entretenidas de este año 2007. Y encima gratis, como dirían algunos. Se alejó totalmente de los formalismos que he visto en anteriores actividades literarias y que se hacen sumamente aburridas y se lanzó a contarnos un millar de sueños, de ilusiones y de ideas que cuanto menos me parecieron interesantes, por su planteamiento, por su ejecución y por sus consecuencias.

Ante todo decirles que Álvaro Pombo es natural de Santander, donde el viento Sur, las gaviotas y los faros de Mouro y Cabo Mayor le vieron nacer en el difícil año de 1939. Es licenciado en Filosofía por la Universidad de Madrid y Bachelor of Arts por el Birbeck College de Londres.

Tiene numerosas publicaciones, entre las que destaco "El héroe de las mansardas de mansard", "El metro de platino iridiado", "Telepena de Celia Cecilia Vilalobo", "Donde las mujeres", "La cuadratura del círculo".... y más recientemente Alrededores (2002), "Una ventana al norte" (2004) y "Contra natura" (2005). También el año pasado fue galardonado con el Premio Planeta por "La fortuna de Matilda Turpin" (2006).

Ocupa el sillón "i" en la Real Academia Española (RAE) y ayer nos hizo pasar una tarde realmente académica en la que muchos fueron los conceptos lanzados al aire, muchos los dilemas expuestos, y muchas las ideas flotantes para que cada uno moviera dentro de su cabeza los engranajes que le hicieran reflexionar sobre los interesantes temas que Pombo nos contó en el día de ayer.

Comenzó la charla contándonos acerca de su persona, de su viaje hasta Salamanca, habló del estudiante salmantino, de porqué es mejor un frac que un chaqué, de las elegantes levitas, de Picasso, y de todo el realismo que tiene que tener necesariamente la abstracción por detrás.

Nos trajo como tema central un pequeño gran regalo en forma de poema inédito, algo que me pareció estupendo pues me aburro bastante cuando alguien empieza a hablar de su libro. El poema que Álvaro Pombo regaló a nuestros oídos ayer se titula Magenta gay.

Magenta gay comenzó acompañado con una copa de vino que concluyó con el poema. Me parece estupendo que alguien pueda beberse una copa de vino mientras da una conferencia. Ya basta de botellas de agua y etiquetas establecidas.

En el poema recorrimos diferentes escenarios, diferentes etapas, diferentes paisajes marinos, salados, lejanos, cercanos, extranjeros, interiores, costeros, en definitiva, un mensaje móvil a mi entender. La vida es movimiento y así estaba el poema de Pombo, lleno de vida.

También nos mostró en el poema un gran amor, un amor de amante, para otro amante. Pero este amante a pesar de ser único, está fraccionado, un poco al modo de los cuadros de Picasso en los que los rostros aparecen descompuestos en su composición. Un amante fraccionado en muchas partes y seguramente en muchos lugares.

Él nos habló de que algo debía suceder ayer porque no podía ser aquello de leer un poema y ya está. Creo que ese suceder se produjo en el interior de cada uno de nosotros. Al menos en mi caso, tuve una transición de emociones y sensaciones muy interesante. Me reí de buena gana, me acordé de los paisajes marinos de la gran tierruca, de las crestas de las olas y de las pulgas de la playa de Langre. También sentí una fuerte emoción al recorrer a tanta velocidad una inmensidad de paisajes y emociones que Pombo nos transmitía a través de su palabra.

Es delicioso escuchar a alguien que sabe hablar y si además es tan divertido como el personaje que nos tuvo una hora apegados a nuestros asientos, pues mejor que mejor. Además me encantó la idea del vino, pues en verdad, para dialogar, discutir o tertuliar con un grupo de gentes es necesario una buena botella de vino tinto.


En definitiva, una actividad literaria de la Universidad de Salamanca realmente interesante y además académica, porque fueron muchas las cosas que nos descubrió ayer Alvaro Pombo y muchas las ideas que tuvimos que asimilar o reflexionar.

Una gran actuación, de sobresaliente.

Y con esto me despido en una nubosa mañana salamantina de Marzo.

Carlos Oleaga

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